El cristal es un estimulante sumamente adictivo que afecta directamente al sistema nervioso central. Su aspecto es de fragmentos de vidrio o piedras blancas brillantes, capaz de generar adicción al instante.

Al conocer la realidad del adicto, sabemos que está destruyendo su cuerpo y su entorno social, familiar, laboral y económico. Además esta sustancia genera un consumo progresivo y excesivo al grado que el paciente puede terminar con su vida o en el menor de los casos sufre una apoplejía.